Domingo.

Pasó a buscarme como prometió.Cuando anunció su llegada con la bocina de su auto verde,estaba yo atándome el pelo con una cinta roja.Insistió y cuando lo hizo yo había descendido la escalera.Cerré la puerta,guardé las llaves,bajé las escaleras de la fachada del departamento y corriendo alcancé la aldaba de la puerta.La levanté hacia el cielo,y se abrió mostrando el asiento del acompañante delantero.El me miraba desde su asiento frente al volante.Me senté y cerré la puerta estirándome en forma sobrehumana.Escuchó el seguro de todas las puertas luego de haber presionado el botón y pisó el acelerador.Hola,me dijo,cuando habíamos recorrido 30 cuadras y salíamos ya de la ciudad.Hola,repitió.No sé qué intentas decirme con eso,contesté.Saludarte.Deberías haberlo hecho en otro momento,le dije.¿Por qué?¿He de saludar a una persona en el primer instante en que la veo?.No,repliqué.¿Entonces?,contestó,petulante. ¿Por qué preguntas cosas que no tienen respuesta?.Ciertamente,sí la tiene, o al menos intenta que reflexiones y con alguna palabra me respondas y me digas que tengo razón.
Cuando llegamos al edificio,lo observamos asombrados y tomados de la mano incinerarse.Me dio tanto placer.Oh ,sí.Entonces por primera vez me clavó su mirada obligándome,sí,obligándome,a que yo hiciera lo mismo.Me tomó con cada una de sus manos los hombros,y luego dejó descansar su mano derecha en el centro de mi espalda.Con la izquierda fue levantando la camisa,y deslizando perfecta y sigilosamente las puntas de sus dedos.Con su grave voz ronroneó unas indescifrables palabras.Y fue escribiendo ilegiblemente en mi médula.Creí entonces que ya había aprendido mis primeras letras;me cercioré de ello repitiéndome algunas frases simples;entonces le soplé en el interior del oído;se estremeció como un gato y le dije hola.Pero al teminar de pronunciar,lo ví corriendo hacia la oscuridad,subiendo las escaleras de emergencias para llegar rápidamente a la terraza,y arrojarse a la luna,que había estado seduciéndole.